Los casinos son el único lugar en el mundo donde puedes multiplicar tu dinero instantáneamente, donde puedes convertir 10 € en 1000 € en el plazo de una hora.
Aunque se puede ganar dinero comprando acciones o invirtiendo dinero en una cuenta con interés alto, nada puede vencer la emoción de ganarle a la casa en un juego de casino y acabar con unos beneficios mucho mayores que la cantidad original.
A lo largo de la historia de los juego, siempre ha habido situaciones de sospecha, desde juegos de vídeo póker manipulado a jugadores que han sido capaces de engañar al sistema. Algunos han terminado por devolver el dinero al perder, otros han sido capturados y arrestados, pero hay otros que han sido lo suficientemente listos como para ganar en un casino y acabar marchándose más ricos que cuando empezaron.
LOS REYES DEL BLACKJACK
Puede que pienses que es imposible ganar una cantidad enorme de dinero jugando al blackjack. Después de todo, cuando juegas al blackjack online, lo máximo que puedes conseguir con una sola mano es un pago de 3: 2, aunque potencialmente puedas duplicar tu dinero doblando o dividiendo tu apuesta.
Sin embargo, un hombre llamado Don Johnson consiguió estafar a tres casinos de Atlantic City en 2011. Johnson no era un jugador normal y tenía una gran experiencia en los aspectos empresariales de las carreras de caballos.
Johnson visitó estos casinos y consiguió negociar acuerdos muy buenos para la mesa de blackjack, incluyendo una devolución de pérdidas de hasta el 20%. Este tipo de acuerdo de devolución de dinero suponía que era Johnson el que disfrutaba del margen de la casa en lugar del casino, y no pasó mucho tiempo antes de que sus ganancias comenzaran a acumularse.
Sorprendentemente, Johnson supo acumular más de 15 millones de dólares antes de que los casinos dejaran de permitirle estas condiciones tan buenas. Aunque no es que estuviera exactamente haciendo trampas en las mesas, hacía competir entre sí a los casinos antes de que estos se dieran cuenta de que la ventaja con la que jugaba les estaba haciendo perder cantidades importantes.
Johnson no fue el único que prosperó en la mesa de blackjack. Aquí es donde entra en escena el equipo de blackjack del MIT. Este grupo de jugadores de primera categoría, que ideó un sistema para ganar a la casa una y otra vez, tuvo tanto éxito durante la década de 1990, que se hizo una película sobre los mismos, la película 21:Blackjack.
El conteo de cartas en el blackjack es algo que han intentado un gran número de personas. Después de todo, si juegas al blackjack de la manera normal, incluso aunque sepas cuándo hay que pedir, plantarse, doblar y dividir, eso no siempre es suficiente para conseguir beneficios, y no a largo plazo.
Sin embargo, si cuentas las cartas en un casino tradicional, puedes saber las probabilidades de que salga una carta baja o alta en un momento determinado. Por ejemplo, si se han jugado serie de cartas bajas, entonces es lógico que finalmente acabe saliendo del mazo alguna carta alta.
En 1980, seis estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) crearon una sofisticada forma de contar las cartas y originaron un movimiento de jugadores que se beneficiarían de jugar al blackjack de esta manera. Después de haber viajado a Atlantic City y haber ganado una pequeña fortuna, dieron a conocer su saber a otras personas.
Se trataba de una operación muy especializada que dio paso a que un gran número de reclutas fueran entrenados y puestos a prueba antes de representar al equipo del MIT en las salas de casino. Se cree que hubo 35 jugadores activos en 1984 y que estos jugadores fueron responsables de amasar 500 000 dólares.
TRAMPAS CON LAS TRAGAPERRAS
Con frecuencia, las maquinas tragaperras han ofrecido oportunidades para hacer trampas, trampas que han llevado a estas personas a sufrir su castigo a manos de la ley.
A Tommy Glenn Carmichael sin duda lo atraparon con las manos en la masa, después de que lograra estafar grandes sumas de dinero jugando a las tragaperras. En la década de 1980, Carmichael visitaba los casinos tradicionales y utilizaba un dispositivo de metal que insertaba en la ranura de las monedas para activar los premios.
Cuando las máquinas comenzaron a modernizarse, Carmichael viajaba a Las Vegas para encontrar las máquinas viejas que todavía estuvieran disponibles. Finalmente fue atrapado con las manos en la masa y condenado a cinco años de cárcel, aunque fue puesto en libertad en 1987 y comenzó a inventar una nueva forma de hacer trampas con las máquinas de tragaperras.
Carmichael era un inventor inteligente y diseñó una "varita de luz" que se podía utilizar para iluminar el interior de las tragaperras con el fin de activar un sensor y provocar los pagos. Antes de ser atrapado vendió esta varita a otros apostadores, y ahora trabaja con los casinos para evitar que otras personas hagan trampas.
EL HOMBRE QUE SE REEMBOLSABA LAS APUESTAS QUE PERDÍA
Un hombre llamado Richard Marcus ganó mucho dinero haciendo trampas y nunca fue capturado por las autoridades. Marcus era un buen actor y un timador. Jugaba en los casinos y encontró la manera de quitar sus fichas de las apuestas que perdía, y de esta manera conseguía recuperar el dinero de sus pérdidas y en la práctica hacer que la ventaja de la casa cambiara a su favor.
Marcus solía fingir estar borracho y no tener cuidado al hacer sus apuestas, dándole al croupier la impresión de que no era un jugador que estuviera concentrado o que representara un peligro para la casa. Sin embargo, colocaba con astucia fichas de mayor valor debajo de fichas de menos valor en la mesa de ruleta, y dejaba las fichas mayores si ganaba y las quitaba si su apuesta perdía.
UNA DAMA CON SUERTE
Algo similar ocurrió en Las Vegas durante la década de 1960, cuando una mujer llamada Ida Summers logró vencer con su astucia a varios casinos y ganarse el apodo de Vegas Vixen.
Summers supo usar su encanto y su belleza para conseguir excelentes resultados. El juego de su elección era el blackjack, donde utilizó la técnica de robo de cartas conocida como hand-mucking con buenos resultados, quitando y añadiendo cartas a la mesa como más le convenía para conseguir la mejor mano posible.
Summers no fue la única mujer de la historia de los casinos que se enriqueció a costa de la casa, ya que Monique Laurent tuvo a todo un equipo de personas con las que trabajaba para conseguir beneficios económicos. En 1973 ella y su equipo idearon un plan que consistía en visitar el casino de Deauville y jugar en la mesa de ruleta.
Laurent contaba con un cómplice interno, un croupier de ruleta deshonesto que le ayudaba en sus propósitos junto con un sofisticado equipamiento muy avanzado para la época. Por increíble que parezca, la bola de la ruleta estaba equipada con un receptor de radio. El croupier corrupto ponía la bola en juego, que podía ser controlado con un transmisor de radio oculto.
El transmisor era tan eficaz que Laurent podía hacer que la bola se detuviera en una serie de seis números el 90% de las veces, y había otras personas en el equipo que hacían las apuestas y comenzaron a acumular beneficios considerables.
Según la historia, el equipo siguió teniendo éxito durante meses antes de que el dueño del casino se diera cuenta de que la presencia de Laurent en cualquier mesa de ruleta guardaba relación con que ese croupier perdiera mucho dinero.
EL MILLONARIO DE LA RULETA
Gonzalo García Pelayo es un nombre muy conocido cuando hablamos de tramposos inteligentes en los casinos. Se cree que el español ganó 1,5 millones de dólares jugando a la ruleta y descifrando el código cada vez que visitaba las mesas.
Al igual que el equipo del MIT, se dio cuenta de que había una manera de desarrollar un margen de ventaja, aunque se centró más en los fallos de la ruleta que en el conteo de cartas de la mesa de black jack.
García Pelayo estaba convencido de que ninguna rueda de la ruleta era perfectamente equitativa, y que había números que tenían más posibilidades de salir un número extraordinario de veces que otros números.
Pelayo pasó horas en los casinos de Madrid, viendo la rueda de la ruleta girar una y otra vez para determinar qué tipo de ventaja podía obtener. Después, introducía los datos recogidos en una máquina y generaba probabilidades.
Según la leyenda, cuando el español comenzó a jugar en un casino de Madrid, logró ganar hasta 600 000 € en esa sesión de juego. Naturalmente, era un sistema que le llevaría a que le prohibieran la entrada en varios establecimientos.
A principios de los años noventa, García Pelayo fue a Las Vegas y consiguió un éxito aún mayor descifrando las imperfecciones de la ruleta, incluso jugando a la ruleta americana, que tiene un doble cero y aumenta aún más la ventaja de la casa.
Se las arregló para acumular casi 2 millones de dólares en varios casinos de Las Vegas antes de obtener una prohibición general en todo el estado, aunque a Gonzalo no le gustó este veredicto y apeló a la Corte Suprema alegando que no había hecho nada malo.